Distancia: 48 Km
Terreno: Mixto
Dificultad: Media
Tercer día de Camino y salimos de
Llanes dejando la Pensión Iberia
(correcta, lo mejor es que está en el centro) temprano, y proseguimos con
nuestra aventura con muchas gana de llegar a La Isla. Pedaleando llegamos hasta
Póo donde paramos y
tomamos un buen desayuno, zumo tostadas con aceite y café.
Una vez recobrado el Camino, al
llegar a Celorio este desemboca en la Playa Palombina y a través de
ella vuelves a coger Camino en la Playa de las Cámaras,
separadas por un islote, aunque pueden considerarse como la misma playa…, no
deja de llamar la atención que tengas que atravesar estas playas siguiendo el
camino, y si lo haces en un amanecer soleado como lo hicimos nosotros es todo
un espectáculo.
A continuación pasamos cerca de
la conocida Playa de Barro y tras ella una bella postal, ya que en la ensenada
de Niembro se divisa al fondo la Parroquia
de Nuestra Señora de los Dolores (Barro) y tras ella el pueblo de Niembru
que conforman una postal que sorprende al viajero por su belleza.
Continuamos Camino y llegamos a
la desembocadura del Río de las Cabras o Bedón, que lo hace en la playa de San
Antolín, otra maravillosa y conocida playa asturiana. En ese momento Valentín
me advirtió que iríamos a “la playa sin mar”, la Playa de Gulpiyuri.
Se trata de una pequeña playa de
mar pero situada tierra adentro, rodeada de prados tras un acantilado. Aunque “no
tiene mar” y a pesar de no llegar a los 50 metros de longitud es de una
belleza increíble, el agua del mar entra hasta ella a través de un túnel que
hay entre las rocas. Ha sido declarada Monumento Natural y aún es posible en
fechas que no sean de temporada alta poder disfrutar de esta pequeña y
diferente playa. Ese día la marea estaba baja, así que nos desviamos del camino
pero no pudimos ver esta singular “playa” con agua, aun así eran decenas las
personas que accedían a ella a pie.
En una pequeña aldea, tras una subida y al salir de una curva nos sorprendió un pintor muy especial.
Este señor, medico jubilado de Gijón, había vuelto al pueblo y tras la
jubilación se había aficionado a la pintura. El pasado año decoró unos
contenedores de recogida de basura porque según él “estaban hechos una pena” y este
verano había decidido pintar las piedras del muro que delimitaban su parcela
con motivos del Camino para disfrute de todos los peregrinos.
Tras un rato de animada charla con este señor, proseguimos
el Camino dirección a la archiconocida Ribadesella, pueblo asturiano
turístico donde los haya, desembocadura del famoso Río Sella y donde
encontrarás las Cuevas
de Tito Bustillo, uno de los conjuntos rupestres de arte paleolítico más
importantes de España. Poco antes de llegar a Ribadesella nos cruzamos con la caravana
publicitaria de la Vuelta Ciclista a España que ese día iba de Colunga a
Santander. Una vez allí, cruzamos el largo y típico puente sobre el Sella, paramos
en el puerto deportivo a sellar nuestra credencial, nos acercamos a la playa para
tomar unas fotos y continuamos Camino.
Proseguimos la ruta hacia la
costa, de fondo sonaban los helicópteros que acompañan a la Vuelta Ciclista…, en
varios momentos pasaron relativamente cerca de nosotros, “¡¡Saluda Álvaro que
salimos en la tele!!”, decía Valentín, y con esa coña llegamos hasta un
pueblecito precioso, Vega, justo antes de llegar a la Playa con el mismo
nombre, La playa de Vega,
un enorme rincón agreste para deleite de los amantes de la naturaleza y de las
playas casi vírgenes, ya que según dicen (y así lo comprobamos) por más
afluencia que haya en época estival resulta difícil llenarla.
En este pueblo paramos en la
única tienda que hay (o que encontramos) a comprar agua y preguntar cuál era el
mejor camino hasta La Isla. Como no podía ser de otra manera el camino pasaba
por la playa, y después subía paralelo al acantilado por una vereda estrecha
bordeada de zarzas y helechos ¡una pasada!, ya que las vistas de la playa, los
acantilados desde la montaña eran chulísimas.
De ahí pasamos a pedalear por
inmensas praderas verdes en las que solo destacaba la vereda de tierra por la
que íbamos. Tuvimos que saltar varios cercados que los peregrinos a pie podían pasar
sin problemas, pero las puertas que en la zona hacen para evitar que el ganado
se salga de los cercados obligan a los que vamos en bici, a cogerlas a pulso (alforjas
incluidas) y pasarlas por encima de los cercados.
Después de estos cercados, la pradera y
vereda nos llevaron a divisar ya La Isla, primero la Playa de El Barrigón
y después la playa
de La Isla donde terminamos la Ruta.
* Aquí tenéis el track de la ruta del Día 3
* Algunas fotos de la ruta en el
Álbum del Día 3
En resumen, una ruta estupenda de
casi 50km, etapa en la que la costa asturiana nos sorprendió con su belleza.
Sus playas, acantilados, praderas y montaña, sus pueblos y aldeas, nos hicieron
pasar una jornada estupenda.
Como los días anteriores, terminamos
cansados, pero ya eran tres las etapas realizadas. La emoción de seguir descubriendo
lugares y paisajes nuevos, de continuar quemando etapas que nos acercasen al
objetivo de llegar a Santiago hacía que nos olvidásemos automáticamente de las
dificultades del día y disfrutáramos de unas horas de turismo en La Isla junto a
la familia, muchas cosas que contarnos de nuestras vivencias y experiencias de
estos tres días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario