Distancia: 50 Km
Terreno: Mixto
Dificultad: Media/Alta
El cuarto día de Camino pedaleamos
hasta Gijón, prometía ser una etapa dura mirando el perfil de la ruta, pero lo afrontábamos
con optimismo. Salimos pronto de La Isla, el día estaba nublado pero con una
temperatura agradable, incluyendo al comienzo un ratillo de sirimiri que
incluso se agradecía.
El camino transcurría cerca de la
autovía, por carreterines y veredas, hasta que llegamos a Colunga conocida villa asturiana de la que
el día anterior partió una etapa de la Vuelta Ciclista a España 2016,
concretamente desde el Museo del
Jurásico de Asturias.
Al salir de Colunga tuvimos el
primer obstáculo, una subida que calentó las piernas en condiciones, solo era
un pequeño aperitivo de lo que venia más
adelante, un pequeño alto hasta una aldea llamada Llera, las vistas preciosas y
el lugar idílico. Al poco de pasar por la aldea llegamos al punto más alto y
comenzamos el descenso en dirección Villaviciosa.
Llegando a Villaviciosa divisamos
a lo lejos la fachada de la famosísima Sidra
“El Gaitero”, ¡quien no la
conoce o ha brindado con ella en alguna ocasión! No pudimos evitar la tentación
de dirigirnos hacia ella, y preguntando amablemente al guarda de la puerta si podíamos
pasar a hacer unas fotos, este nos permitió pasar. No es la única fábrica de sidra que hay allí, no en vano se
Conoce a Villaviciosa como “la
capital de la manzana” y mirando por internet encuentras fábricas como El Mayador, El Escanciador, así como lagares
tradicionales como Cortina, El Gobernador, Buznego, Vigón, Gelo, Frutos o
Castañón…
Continuamos hasta el pueblo y nos
dirigimos al Ayuntamiento a sellar nuestra credencial. Villaviciosa es un
bonito e histórico pueblo que cuenta con un bonito casco histórico, donde hicimos una parada para beber y reponer
fuerzas.
Al retomar la ruta encaramos una
zona de llaneo entre praderas y típico paisaje asturiano de unos 6km
aproximadamente, hasta que pasamos por debajo de la Autovía, momento en el que
comenzamos la subida Alto de la Cruz, un puerto que nos examinó y puso a prueba
ese día.
Comenzaba a hacer calor, y las
rampas comenzaban a ponerse interesantes, y era una continua subida, recta,
curva, recta, curva…, fueron momento en los que hablábamos poco más allá de
avisarnos uno al otro si venia algún coche, necesitábamos todas las fuerzas
para dar pedales, y en ese silencio ambos íbamos haciendo la lista de cosas que
NO deberíamos haber llevado en las alforjas, jajaja. En la subida que según la
ruta tenía rampas de más del 20% y una media del 14% aprox. nos quedamos sin
agua, y casi en la cima había una casita en la que paramos y una señora mayor
muy amablemente nos ofreció todo el agua que quisimos. Charlamos un rato con
ella y nos confesó que pasaba mucha gente haciendo el camino por allí, pocos
con bici eso sí. Hicimos unas fotos y continuamos la subida.
Afortunadamente tras la subida
siempre viene una bajada, que la verdad se agradeció mucho y fue bastante
rápida, tardamos muuuucho más en subir el alto que en bajarlo, jajaja, aunque
eso suele ser normal.
Una vez superado este escollo estábamos
muy contentos, pasamos por una pequeña fábrica de barriles en la que vimos una
señal que nos marcaba 16Km a Gijón…, pero a la vez nos recordaba que aún nos
quedaba otra buena subidita, el Alto del Infanzón que se encontraba a mitad de
camino.
Una vez superamos éste, se
divisaba Gijón y el mar,
lo que nos alegró y motivo muchísimo después de la jornada más dura realizada
hasta el momento.
La llegada a Gijón fue una sensación
mezcla de alegría y alivio, hoy llegábamos muy tocados. En el camino hasta la playa
de San Lorenzo pasamos delante de la Universidad
Laboral de Gijón, un majestuoso complejo que llama sin duda la atención,
por el Estadio
del Molinón donde juega el Sporting.
Al llegar a la playa con una sonrisa de oreja a oreja nos dimos un abrazo y
decidimos que nos habíamos ganado una comida como Dios manda.
Tras la comida nos dirigimos a la
Hostal
Campoamor donde nos hospedaríamos, nos recibió su dueña, una señora muy
amable y parlanchina que hasta nos invitó a una copa de sidra fresquita. Nos duchamos,
hicimos la colada y nos fuimos a disfrutar del turismo por Gijón, aunque estábamos
muy cansados. Más que en hacer turismo pensábamos en como haríamos al día siguiente para
acercarnos a comprar “la Antonia” como la llamamos, jajaja, o mejor dicho Aptonia, una
bebida isotónica en polvo que casi habíamos agotado ese día.
* Aquí tenéis el track de la Ruta del Día 4
* Algunas fotos de la ruta en el
Álbum del Día 4
En resumen, una ruta muy dura
pero al fin y al cabo estupenda de 50km, etapa en la que los altos nos
exigieron un esfuerzo que hasta el momento no habíamos experimentado. Sin
embargo, los paisajes, la gente, la satisfacción de haber superado una de las
etapas que “más miedo” nos daba cuando planificamos el camino paliaban con
creces las agujetas y dolores.
Como los días anteriores,
terminamos cansados, muy cansados en esta ocasión. Pero como siempre, la
emoción de seguir descubriendo lugares y paisajes nuevos, de continuar quemando
etapas que nos acercasen al objetivo de llegar a Santiago, hacía que nos olvidásemos
automáticamente de las dificultades del día y disfrutásemos de unas horas de
turismo en Gijón, y de unas cervecitas frente a la playa viendo la puesta de sol.
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